¡Recordando a un grande!
El
8 de agosto de 1880, en el barrio de Palermo, nació Alfredo Lorenzo Palacios.
Hoy ocupa un lugar destacado en la historia del pueblo argentino.
De niño, favorecido por una inteligencia brillante y un gran sentido
de la responsabilidad y el orden, tuvo además una dedicación extraordinaria
por el estudio.
Su gran entusiasmo en todas sus actividades y el esfuerzo de su trabajo responsable
lo llevó a alcanzar el éxito como hombre, como político,
como educador y como hermano de todos los hombres.
Su madre que era profundamente católica puso en sus manos el Nuevo Testamento
con el Sermón de la Montaña y en la fuente de las enseñanzas
del Divino Maestro nació su profundo amor por los pobres y por la justicia.
A los 20 años es doctor en leyes.
El 13 de marzo de 1904 se realizan las elecciones para diputados y Palacios
es elegido diputado por el Partido Socialista.
El 2 de mayo de 1904 se sienta por primera vez en la Cámara de Diputados
un legislador socialista, siendo el primero en América.
Palacios siempre luchó por los derechos de los trabajadores y llevó
a cabo una reforma laboral que cambió las condiciones del trabajo por
otras más dignas.
Logró hacer sancionar la ley del descanso dominical, la reglamentación
del trabajo de las mujeres y los niños, la indemnización por accidentes
de trabajo, los derechos civiles de la mujer, el sueldo mínimo, la jubilación
de los maestros, el sábado ingles, la jornada limitada de 8 horas, etc.
Fue docente y decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Bs. As.
y de La Plata y rector de la Universidad de La Plata.
Senador desde 1935 hasta 1943, algunos de los proyectos de ley que presenta:
protección de la maternidad, protección a los niños en
edad escolar, concesión del voto a la mujer, etc.
Su vida fue un ejemplo de ética y moral, este gran reformador social
nunca manchó su dignidad de maestro.
Este grande de la historia argentina luchó toda su vida por sus ideales:
por la justicia, el derecho, la verdad, la honradez, la fraternidad, la igualdad,
la libertad, la ciencia, la cultura y por las reivindicaciones de los más
humildes.
Recordando en un discurso en la Cámara decía: "He luchado
por elevar el nivel moral y material de los que sufren y obtuve leyes que dignifican
el trabajo, que velan por la mujer obrera, leyes que suprimen la tortura de
los niños en las fábricas y que amparan a los pequeñuelos
sin madre, huérfanos de todo afecto, que todavía no han conocido
nunca la dulzura de una caricia materna".
El 20 de abril de 1965 su cuerpo ya gastado de tantas luchas, no puede seguir
más, su espíritu es liberado pava emprender su último viaje
a la casa del Padre.
El amó a todos los hombres sin distinción, aún a sus adversarios
y tuvo una predilección especial por los más pobres y desposeídos.
Hoy lo recordamos con orgullo y cariño. Hoy, Don Alfredo te quiero dar
las "GRACIAS" en nombre de todo el pueblo argentino.
Yo no te conocí, pero algún día, espero poder encontrarte
y llegar a ser tu amigo.
Ezequiel Leone
Colegio San José
Cnel. Suárez, Buenos Aires