En memoria de uno de los más grandes ejemplos de la Iglesia y de la Historia del Mundo en la multiplicación de los Talentos que recibió.
Dios nos tocó con su varita mágica el 10 de noviembre de 1995 cuando tuvimos la enorme y única experiencia –en el nacimiento del programa– de entrevistarnos con su Representante en la Tierra, S. S. Juan Pablo II, quien nos dio su bendición para Talentos para la Vida y el resto de las actividades del Centro de Graduados en Economía de la Universidad Católica Argentina.
En 2005, cuando se cumplen diez años del programa, ese ser inigualable por su humildad y coraje para defender y difundir los Talentos para la Vida –en el mundo en que vivimos–, se fue a la Casa del Señor, dejando su ejemplo de Vida de cómo multiplicar los Talentos que Dios le dio por diez, por cien, por millones, por miles de millones.
Deseamos hacer, desde estas simples líneas, un merecido homenaje a quien con su excelencia y carisma llevó adelante su misión evangelizadora “contra viento y marea”, dando testimonio de esa misión.
Cuando visitó por primera vez su Patria como Papa, un periodista le preguntó si no era “demasiado” su pedido de libertad para el marco de vida que regía en esos días en Polonia, en manos de la Unión Soviética. Él con valentía le contestó: “A veces demasiado… es poco”. Cuando salió en este último domingo de Pascua al balcón e intentó hablar con esfuerzo, pese a su imposibilidad física –a sólo días de su muerte–, nos dio el ejemplo de lo que podemos hacer “cuando queremos y ponemos todo nuestro empeño en cumplir con nuestros objetivos, y la entrega hasta sus últimas consecuencias”.
Después de besar su anillo y empezar a vivir el increíble momento de hablar con Él, nos impactó su palabra, su profunda mirada y su calidez para personalizar el encuentro de tal forma de no querer irnos de su lado. Ese momento mágico marcó para siempre la fuerza con que pelearíamos por sacar adelante el programa en su nacimiento, y se convirtió en una enorme motivación, día a día, por alcanzar nuestra meta, para cumplir con nuestra misión. No habíamos llegado hasta allí a estrechar su mano y tener su bendición por casualidad.
Su incansable agenda alrededor del Mundo en pro de la paz y su permanente plegaria por los más pobres, su trascendente carisma y carácter para marcar los límites a la cultura de la muerte –desde el aborto hasta las drogas–, su Defensa de la Familia para que el hombre no separe lo que Dios ha unido, su devoción a la Virgen María como el camino para llegar a Dios, su increíble fe y fuerza inquebrantable para reponerse de los balazos recibidos en su cuerpo y luego seguir su misión haciendo todo lo que hizo, su capacidad de perdón para con su propio homicida, que gracias a Dios no pudo con su vida. Y muchas cosas más, son los ejemplos que marcaron su nobleza y su liderazgo a su Iglesia y a toda la humanidad que lo fue a despedir por su dignidad de fiel Representante de Dios, de incansable Peregrino en la difusión del Evangelio. En la hora de su Muerte nos dimos cuenta de todo el amor que había dado y que el estar al servicio de su apostolado habían rendido sus frutos, y vimos que era cierto aquello de “Juan Pablo II, te quiere todo el mundo”.
Tenemos un amigo en el cielo, y dentro de poco tiempo un Santo amigo.
Profundizaremos en nuestro X Aniversario el estudio de sus Talentos para la Vida, para saber cómo llegó a multiplicarlos por diez, por cien, por mil, por millones, por miles de millones, y así poder imitar su constancia motivada en su inquebrantable esperanza y alegría para la Vida.
Lic. Enrique Torrendell
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