Cada nación tiene su historia con sus días memorables y con sus símbolos. Sin embargo, en los últimos tiempos -estos tiempos llamados del desencanto posmoderno, de la globalización, del visible nuevo maquiavelismo, etc.- los símbolos han perdido bastante la representatividad espiritual que los caracteriza. Claro que no es por culpa de los símbolos, sino del mal entendimiento de los mismos y de la nefasta utilización que se hace de ellos.
¿Qué significa la bandera? ¿Por qué un paño con tres franjas horizontales -dos azules y una blanca- tiene que ver con nosotros. ¿Y en qué?
En primer lugar, todo símbolo es arbitrario. No existe ninguna razón de naturaleza que justifique nuestra nacionalidad en esos colores. Pero sí existe una razón histórica. En un momento dado, uno de los próceres más nobles de nuestra Nación tuvo la feliz idea de crear una bandera para los argentinos. Una larga continuidad de años confirmó la representatividad de tal gesto.
¿En qué nos representa la bandera? Antes que nada: en todo lo que anhelamos como mejor para el país. Y aquí puede radicar uno de los errores de interpretación. ¿Qué es lo mejor para el país? En los tiempos de Belgrano era la separación de España, el comenzar a vivir una vida nueva e independiente, comenzar a crecer solos. En la época de Urquiza, por ejemplo, era la organización jurídico política. No es que esos ideales hayan dejado de tener valor, pero no se trata ya de algo que se nos impone -salvo en la obligación de mantenerlos- como algo a alcanzar ahora.
¿Qué significa la bandera para los argentinos del comienzo del tercer milenio? Entre otras cosas, y sin que esto implique un orden jerárquico ni totalizador ni excluyente, podríamos señalar lo siguiente: la bandera reclama una mayor honestidad en el ejercicio de la función pública. Que se acabe con el cinismo del fraude, la corrupción, el robo y la mentira desde el poder político y financiero. Claro que la honestidad -algo que San Martín colocaba por encima de la valentía y del saber- es algo que se nos debe ser exigible a todos. La independencia de la justicia para poder hacer cumplir con el castigo penal todas las violaciones al derecho. La unidad de los argentinos para buscar realmente el bien de todos y no solamente el de unos pocos o los del propio partido. La bandera hoy, también significa que existan mayores posibilidades de trabajo, que se busque intensamente la seguridad de los ciudadanos, que podamos vivir ciertamente en paz.
En cuanto al estudio, la bandera reclama que se tengan en cuenta las condiciones de los ciudadanos -las intelectuales, por ejemplo- y se les ofrezcan las oportunidades que les correspondan. En una sociedad, que ha puesto la mayor parte de sus apuestas en el dinero, es difícil advertir que el estudio serio, profundo, ése que lleva al verdadero conocimiento, goza de un lugar seguro en la bandera. Para eso la sociedad tiene que dar ejemplos reales. Si no los da, lo mismo en los valores anteriores, no es por culpa o falta de la bandera sino por nuestra responsabilidad.
¿Cómo vamos a andar por la vida sin bandera? Sería declararnos muertos desde el vamos. No esperemos que la bandera sola nos otorgue lo mejor. La bandera se carga de todo lo mejor de cada uno de nosotros y nos empuja a seguir buscándolo. De nosotros depende su efectividad simbólica.
Alfredo Jorge Maxit |