Sin duda, el tema axiológico constituye el núcleo central de cualquier planteo educativo. Es eje y medio fundamental para dinamizar, dar coherencia y sentido orgánico al Proyecto Educativo Institucional en todas sus dimensiones.
Desde esta perspectiva, entendemos la educación como un proceso que incita al hombre a la realización de valores, logrando su perfeccionamiento a través del proyecto personal de vida. Esta realización supone -según Marín Ibáñez- la jerarquización axiológica y el fomento de actitudes básicas que deben ser tenidas en cuenta a la hora de formular el proyecto curricular de las instituciones educativas.
Si tomamos como referencia la actitud connatural del hombre en cuanto a la apertura de sí mismo hacia los de más, hacia el mundo físico/cultural y hacia Dios, la educación debe fomentar los valores que cubren todas las dimensiones perfectibles del ser humano.
Hay que tener presente que la escuela supone no solamente una elección de valores naturales, sino también de valores de vida que deben estar presentes de una manera operante. Institucionalmente, debe realizarse comer una comunidad en la cual se expresan los valores por medio de auténticas relaciones interpersonales entre los diversos miembros que la componen y por adhesión, no sólo individual sino comunitaria, a la visión de la realidad en la cual se inspira.
El hombre tiene una característica distintiva: su libertad, entendida como capacidad de autorrealización. El ser libre le posibilita ascender o descender respecto de su nivel natural. Esa libertad le permitirá lograrse a sí mismo como una persona digna y responsable de sus actos. Le facilitará afrontar el riesgo de desperdiciar su propia vida y perder lo esencial: su dignidad, su autoestima, su honor y su aprecio.
La responsabilidad es una cuestión básica de la vida personal y social. Es una capacidad que permite asumir un compromiso y atenerse a sus consecuencias. Alrededor de ella se juega nuestra posibilidad de asumimos como seres libres y dignos, dimensiones esenciales del proceso educativo.
Encarar el tema de la responsabilidad desde el ámbito escolar apunta a renovar nuestra fe en la naturaleza humana y asumir un compromiso explícito y concrete, con esperanza, generosidad y coraje para promover el ejercicio de la libertad. Se trata de desarrollar en los alumnos las capacidades de elegir y decidir, de hacerse cargo y to mar conciencia de las circunstancias y del lugar en que están actuando, de adecuar sus respuestas y expresiones a la realidad áulica.
Creemos que la educación, a través de la libertad con responsabilidad, posibilita la ampliación constante y permanente del ámbito de los valores, de modo tal que suscita en los alumnos de todos los niveles educativos el desarrollo de hábitos y actitudes hacia el máximo rango posible. Esto significa que la enseñanza de la responsabilidad abarca un amplio espectro de valores, actitudes y normas de convivencia.
Los valores son aquellos aspectos de la realidad capaces de despertar el interés vital de la persona en cuanto tal, ya sea para satisfacer alguna de sus necesidades o estimular su perfeccionamiento. Son marcos de orientación que configuran la personalidad y los comportamientos de las personas. Los valores -dice el Dr. López Quintas- se iluminan durante el proceso educativo a través de actividades concretas y situaciones reales de aprendizaje. Tienen un carácter de transversalidad y son recurrentes a través de todo el desarrollo curricular. Por eso, todas las materias deben ser atravesadas por ellos.
Los valores no se imponen, se ofrecen, se descubren. Son el fundamento de las actitudes y las normas -pautas de conducta concretas referidas a situaciones específicas y con un carácter coactivo-. Las actitudes son expresiones de los valores; se configuran a partir de los mismos. Son tendencias a actuar de un modo determinado en relación con una escala de valores y a comportarse de una forma consciente y persistente ante determinadas situaciones. Las mismas reflejan los ideales que el ser humano, como integrante de la comunidad, desea alcanzar.
En definitiva, abordar el tema de la responsabilidad desde el ámbito escolar es contribuir a la formación integral de la persona, en todas sus dimensiones, para manejar -con libertad responsable- códigos culturales y para operar en forma armónica sobre la realidad con la finalidad de mejorar la calidad de vida.
Lic. Virginia Martínez
Coordinadora de Programas Educativos
de la Fundación Internacional Talentos para la Vida |