Los fundamentos que no pueden faltar
El taller de producción escrita o taller de escritura
en el aula se abre como una alternativa diferente a las
propuestas escolares vacías de sentido.
Este espacio planteado con criterios metodológicos
e ideológicos bien diferenciados de los de las prácticas
"típicamente escolares", como la composición
o el listado de oraciones, tiene sus raíces en la
década del '60 en Francia.
Según las autoras Gloria Pampillo y Maite Alvarado,
que han realizado muchos trabajos en este campo, el taller
de escritura es una modalidad de aprendizaje grupal de la
escritura, con un coordinador que hace una propuesta y en
la que el grupo funciona como lector crítico de las
producciones escritas de sus pares.
Los primeros talleres de escritura irrumpieron en el ámbito
académico argentino durante los años '70 y
funcionaban a partir de consignas que actuaban de disparadores
o "pretextos" para la producción de otros
textos. Las consignas eran comunes a todos los participantes,
luego se leían las producciones y se realizaban comentarios
sin juicios de valor. Estos comentarios estaban más
vinculados al análisis que a la crítica. Se
incluían además lecturas de orden teórico
que contribuían a la formación de los escritores.
Al traspolar esta experiencia a la escuela, pensamos inmediatamente
en una escritura vinculada a lo expresivo y al placer. En
este sentido, pensamos en propuestas que inviten al juego
y a la creatividad, que promuevan en los alumnos el dominio
del lenguaje o la formación de lectores competentes.
(Este concepto incluye tanto competencia para la escritura
como para la lectura).
De esta manera, el taller de escritura se convierte en
una metodología para aprender el proceso de escritura
y en disparador para reflexionar acerca de diversos aspectos
del lenguaje: usos, normas, etcétera. El único
destinatario de las producciones ya no será el docente
-como en las propuestas más tradicionales- sino que
será todo el grupo de alumnos que, con la guía
del maestro podrá formular preguntas, comentarios,
sugerencias, etcétera. El criterio para ello será
la eficacia del mensaje. Por ejemplo: ¿Qué
se proponía con el texto? ¿Lo ha logrado?
¿De qué manera?
El taller de escritura
en la escuela es una modalidad de aprendizaje grupal, coordinado
por el docente, que apunta a que los chicos aprendan a producir
diferentes tipos de comunicaciones textuales y, a la vez,
enriquezcan su manejo del lenguaje.
Todos los alumnos asumen el lugar de protagonistas y participantes.
Los mismos autores, en el momento del análisis, asumen
el lugar de lectores críticos. La producción
escrita tiene una función: la de comunicar. La comunicación
o la producción de significados debe ajustarse a
la intención (informar, persuadir, etc.) al destinatario,
a la situación comunicativa, etcétera.
Por otra parte, los aspectos ortográficos del lenguaje
no serán abordados como fines en sí mismos
sino en función de la efectividad del mensaje.
Un paso fundamental para la apropiación del proceso
de escritura está dado por la metacognición
en este aprendizaje, de allí la importancia que se
le da a los procedimientos de control de las operaciones
que intervienen en él.
No obstante, es necesario no confundir la estrategia cognitiva
de la revisión, que es parte del proceso de escritura,
con las estrategias metacognitivas, que suponen la capacidad
de reflexionar acerca del proceso mismo.
Con la metodología
propuesta se aspira a lograr que el aprendizaje resulte
atractivo, imbuído de espíritu de juego y
de creatividad, para formar lectores críticos y competentes
en cuanto a la lectura y a la escritura.
¿Qué se escribe?
En primer lugar, deberíamos preguntarnos qué
pueden escribir los alumnos. La respuesta podría
ser la realización de una práctica de escritura
que les permita "apropiarse" de diferentes discursos
con los que habitualmente se entra en contacto en la vida
social.
Cuando decimos "apropiarse", nos referimos a
que los alumnos sean capaces de leer y producir diferentes
tipos de discurso: narraciones, historias, telegramas, cartas,
descripciones, rimas, fábulas, reglamentos, instructivos,
textos teatrales, coplas, crónicas, biografías,
noticias, textos fantásticos, entrevistas, cartas
de lectores, textos informativos, etcétera.